Hacía ocho años que la Feria no repetía la experiencia de abrir en horario nocturno
La Feria del Libro de Madrid celebró anoche una velada especial. No sin gran esfuerzo por parte de la organización y de los propios expositores, consiguió no cerrar sus casetas antes de las 23:30. A las 21:00 horas había desaparecido del horizonte una nueva amenaza de cierre por meteorología adversa que ensombreció la primera hora de la tarde. Los actos se pudieron celebrar en su ubicación inicial, así como las sesiones de firmas programadas.
A partir de las 21:00, el ambiente festivo robó protagonismo a los libros. No faltó luz en las actuaciones teatrales y musicales de los tres escenarios temporales montados para la ocasión, gracias a la energía solar proporcionada por Repsol, patrocinador multienergía de la 83.ª edición.
La directora de la FLMadrid, Eva Orúe, inauguró la velada en el escenario cercano a Casa Árabe, donde Rayden ofreció un íntimo concierto acústico que iluminó la noche. Algunos visitantes acudieron específicamente para disfrutar de los espectáculos sorpresa, mientras que otros, paseando por El Retiro, se encontraron con las casetas abiertas y las actuaciones. Algunos todavía recordaban la noche del 3 de junio de 2015, paseando bajo la luz de la luna y las estrellas, aprovechando que la Feria cerraba a las 22:30.
La música estuvo a cargo de Sofar Sounds Madrid, con actuaciones de Natalia Vega, El No de las Niñas y Álvaro Sola, ofreciendo una variada banda sonora de guitarra acústica, rap feminista y folclore vanguardista.
Los alumnos de la RESAD añadieron energía con sus escenas teatrales-deportivas. Enérgicas fueron también las coreografías de los patinadores de Patinamadrid, que recorrieron de arriba a abajo el Paseo de Coches sobre sus ruedas iluminadas con luces de colores.
La literatura también tuvo un espacio destacado. La voz de Alejandro Jodorowsky resonó en la Plaza Central gracias a los ‘DJ Literatura’, quienes usaron como premisa de su espectáculo sonoro una sentencia del autor chileno: «A mi modo de ver. Ha llegado la hora de modernizar esta ceremonia». Mientras tanto, aquellos que necesitaban cura literaria, se pusieron en manos de los librólogos de Escuela de Escritores, expertos en recetar títulos para acompañar la nostalgia, el duelo o el mal de amores.
La noche culminó con La Manigua Jam, que cerró el evento con una sesión de sonido y video mapping por parte de la Asociación Cultural La Parcería.
Fotos © Patricia J. Garcinuño