Del 31 de mayo al 16 de junio de 2024 / Parque de El Retiro

La ciencia hay que saber contarla

En el último jueves de la 82ª Feria del Libro se pudo aprender braille jugando, releer a los clásicos (de la ciencia) y tomar café entre astrofísicos, entre otros.
Pabellón Infantil ONCE

Además de dedicar su 82ª edición a la Ciencia, la Feria del Libro de Madrid ha querido hacerla asequible a todos los públicos, sean cuales sean sus capacidades. Este hecho se pudo constatar en la jornada de ayer en cuya programación coincidieron varios eventos con la divulgación científica como eje principal.

Marco Antonio Benito, responsable de Atención al Usuario, Calidad e infraestructuras del Servicio Bibliográfico de la ONCE, es también el organizador de las actividades para el fomento de la lectura de dicha entidad. Ayer estuvo junto a su equipo en el Pabellón Infantil para contarle a los 160 niños y niñas asistentes cómo se adaptan los libros a braille para que las personas con discapacidad visual puedan acceder a los contenidos educativos, a las novelas, a los cuentos… De esta manera «salen de su hábitat, juegan, conocen cosas distintas y se meten mucho en el papel», dijo Benito

Hizo tres grupos de niños y niñas repartidos en tres estaciones de trabajo: Leonardo da Vinci, Nicolás Copérnico y Ada Lovelace, respectivamente. En estos puestos aprenden diferentes técnicas de lectura para ciegos a través de un hilo argumental relacionado con los tres científicos. El objetivo de la actividad es aprender mediante juegos cómo acceden a la lectura las personas ciegas, ya sea en braille o en relieve. De hecho, los juegos incorporan una regleta, un punzón, una tabla alfabética para escribir en ese sistema, o distintos objetos con texturas diferentes escondidos en cajas para aprender a desarrollar el sentido del tacto. Al final del taller los asistentes tienen que reconocer los nombres de los tres científicos escritos en braille. 

La Feria del Libro participó ayer en la lectura continuada de la obra de Charles Darwin, El origen de las especies por medio de la selección natural, que ha organizado el Ateneo de Madrid y que ha finalizado hoy. La directora de la Feria, Eva Orúe, fue la encargada de comenzar con la lectura, para dar paso después a varios colaboradores de esta edición y devolver la conexión al Ateneo de Madrid, desde donde continuó la lectura.

Café científico

A la hora del café, la Feria del Libro se convirtió ayer en una gran emisora de radio. El podcast del astrofísico y divulgador Héctor Socas, ‘Coffee Break: Señal y Ruido’, grabó uno de sus episodios con público en directo a una hora en que ni siquiera estaban abiertas las casetas. La audiencia vino expresamente a presenciar la grabación.

El programa tiene su origen en 2015. Preguntado por sus comienzos, Socas siempre fue un aficionado a la radio y a las tertulias. Recordaba que escuchando un podcast a la vuelta de un viaje de divulgación que hizo con el Instituto Astrofísico de Tenerife, se le ocurrió montar un podcast para hablar de ciencia. Se juntó con unos compañeros y comenzaron con sesiones de 30 minutos en las que, a modo de noticiero científico, analizaban las novedades. Confiesa que es la audiencia quien ha ido guiando el programa, pidiendo más contenido, más tiempo por cada noticia, y concretando las temáticas. La astrofísica es lo que más triunfa, lo que más se pide, según el divulgador. Y reconoce contravenir todas las normas de la divulgación, «Hacemos lo que nos da la gana, no estábamos intentando buscar audiencia, vino solo». Ahora, ocho años después,  50.000 oyentes semanales hacen la parada para el café con su podcast.  

Durante algo más de tres horas ayer debatieron sobre las últimas noticias de la actualidad científica, las novedades literarias, curiosidades de las disciplinas técnicas…, todo en formato tertulia, con la participación en esta ocasión del físico Alberto Aparici; el doctor en Matemáticas Francisco Villatoro; y María Ribes, profesora de Lengua y Literatura españolas. Los colaboradores del programa son numerosos y variados. 

Villatoro aprovechó el escenario para hacer una recomendación de lecturas científicas a los asistentes. En primer lugar, recomendó un análisis de la historia de los alimentos tomados en consideración como los grandes hitos de la historia de la humanidad: Comemos lo que somos, de J.M. Mulet. Su segunda recomendación, La química de lo bello. Un relato científico sobre el arte y las bellezas cotidianas, de Deborah García Bello. Como guinda del pastel, Socas compartió un secreto con el público que estaba allí: el próximo año su visita a la Feria puede situarle dentro de una caseta firmando un nuevo libro.

Javier  Sampedro: «La ciencia desvela parcelas del saber y el divulgador es el intermediario encargado de trasladarla a todos los públicos»

Ayer la Feria también reunió en la Biblioteca Eugenio Trías al periodista científico Javier Sampedro, a la astrobióloga Ester Lázaro y al catedrático de Fisiología, Juan Ignacio Pérez, para debatir sobre divulgación y ciencia bajo el título en un espacio titulado ‘La ciencia no basta: hay que contarla, y saber contarla’. 

Sampedro planteó que uno de los problemas que surgen de un mal ejercicio de divulgación o de un ejercicio incompleto, es la radicalización en la ciencia. Cuando no se aplica una «revisión cruenta y permanente a la ciencia, se puede caer en convertirla en religión». Para el periodista la ciencia y la pseudociencia no son distinguibles entre sí, y el método científico como tal solo se sostiene puramente en ciertas disciplinas como la Química. Frente a otras en que no se puede conseguir el aval científico, Javier Sampedro se encomienda a la prueba empírica. «A cualquiera que enuncie una proposición científica válida, se le tiene que exigir algún tipo de prueba», añadió Juan Ignacio Pérez. Eso es divulgación. La ciencia se dedica a desvelar pequeñas parcelas del saber y el divulgador es el intermediario fundamental encargado de trasladarla a todos los públicos. 

El último jueves de Feria finalizó con una conversación entre el físico e historiador de la ciencia y vicedirector y académico de la RAE, José Manuel Sánchez Ron y la futura astronauta de la Agencia Espacial Europea, Sara García Alonso. El físico planteó cuestiones como el problema de la basura espacial, razón por la que García quiso ser astronauta, y el turismo espacial derivado de empresas privadas para acercar a la tierra las cuestiones espaciales.

 

Foto © Isabel Fuentes

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