Hoy lunes 3 de junio la Feria abrirá al público a partir de las 18:00 por aviso de alerta naranja.

Nueva York en español: la luz del otro lado del Atlántico

«¿Qué nombre nos nombra? ¿Qué resumen lingüístico nos une y reúne? ¿Qué título, simplificándonos, da cuenta verdadera de nuestra complejidad?».

En su discurso de aceptación del Premio Cervantes, Carlos Fuentes intentó una respuesta para esas preguntas: «He venido proponiendo un nombre que nos abarca en lengua e imaginación, sin sacrificar variedad o sustancia. Somos el territorio de La Mancha. Mancha manchega que convierte el Atlántico en puente, no en abismo. Mancha manchada de pueblos mestizos. Luminosa sombra incluyente. Nombre de una lengua e imaginación compartidas. Territorios de La Mancha, el más grande país del mundo».

Un territorio que tiene regiones que todos damos por hechas, las de los países que, a sus lenguas originarias, suman el español; y otras que nos resultan ignotas, entre estas últimas, Estados Unidos, del que no todos conocen, y al que algunos directamente niegan, su condición de país hispanohablante.

Y sin embargo lo es. En él viven 60 millones de ciudadanos para los que el español, un español, es su idioma materno. Y si centramos la mirada en Nueva York, la ciudad de las 700 hablas, veremos que el 30 % de sus habitantes tiene el español, un español, como primera lengua.

Si, como dijo Albert Camus, «el idioma es nuestra patria», la Gran Manzana está llena de compatriotas insospechados.

Este año, «Nueva York ilumina la Feria» y esa luz nos permitirá leer la ciudad que nunca duerme en español. No olvidaremos, sería imperdonable hacerlo, a quienes hacen de ella una capital literaria en inglés; y volveremos sobre la obra de autores españoles, de Federico García Lorca («New York me parece horrible, pero por eso mismo voy allí. Creo que lo pasaré muy bien») a Antonio Muñoz Molina («En Nueva York, el tránsito de la belleza a la desolación sucede siempre expeditivamente»), pasando por Carmen Martín Gaite («Lo quiero todo. Eso es lo malo de New York, que lo quiere uno todo y que continuamente te salen al paso tentaciones inesperadas»), han vivido allí, han escrito allí.

Pero, sobre todo, gracias a la FIL de Nueva York y a los departamentos iberoamericanos de las universidades que nos acompañan, pondremos el acento en la urbe que se ha convertido, —tomo prestada la expresión a Soledad Marambio—, en «la nueva república de las letras latinoamericanas». En el Nueva York que se escribe en español.

Un empeño que armoniza con la apertura de nuestro flamante Pabellón Iberoamericano, espacio impulsado por el Ministerio español de Asuntos Exteriores, que busca ser, en palabras del ministro José Manuel Albares, «un lugar de encuentro y debate en torno a nuestras lengua y culturas, diversas y mestizas, que constituyen la esencia de la comunidad iberoamericana de naciones».

La literatura «latinounidense» (la fórmula es de Eliana Rivero) que se escribe en Nueva York toma El Retiro. Como vaticinó García Márquez, «nos entenderemos, aunque sea en español».

Eva Orúe, directora de la Feria del Libro de Madrid