Edith Pineda: «Es un orgullo estar contando el capítulo trágico de una Nicaragua gobernada por dictadores»
La jornada del primer domingo de la Feria del Libro de Madrid ha acogido en el Pabellón CaixaBank la charla ‘Sabias. Las científicas españolas frente a los retos del siglo XXI‘. La astrofísica Eva Villaver, y la química María Vallet han prestado sus voces para la presentación del libro Sabias, de Antonio Villareal. La falta de referentes en el mundo científico, la educación recibida y el entorno social, coinciden las científicas Villaver y Vallet, son tres de los principales problemas a los que se enfrenta la mujer del siglo XXI en la Ciencia. Villaver afirmó que hay un problema en la sociedad cuando una niña con tan solo cinco años siente que es menos capaz que un niño.
Por su parte, Vallet confirmó y atacó con un ejemplo: «La carrera de Matemáticas era una de las pocas de la rama científica en las que había tradicionalmente cierta presencia de mujeres, pero la salida que tenían era en la educación en los institutos, nunca en la investigación». La física solar argumenta que en el momento en que la aplicación laboral de las matemáticas empezó a considerarse de éxito, comenzó una colonización masculina de la rama que se mantiene en la actualidad.
«Se hacen esfuerzos por la paridad, pero no cuadran los números», dijo Villaver. Y añadió que las causas tienen su origen en la educación, en la sociedad. Es algo multicausal, profundamente arraigado: «Cuando he dado clases como profesora, he podido comprobar que existe una actitud muy distinta entre la mujer y el hombre a la hora de abordar el error. Una mujer nunca formula una pregunta sin estar absolutamente segura de que no va a decir una tontería y eso en los hombres no pasa». La Ciencia, dice la química, es explorar lo inexplorado y a la mujer se le ha impuesto socialmente no hacer el ridículo, no desentonar, no saltarse reglas ¿Cómo iba a estar cómoda una mujer en un entorno tan distinto, tan alejado de lo que se espera de ella?
Gritar desde el exilio
La Feria del libro ha sentado hoy frente a la misma mesa a tres de las firmas más importantes del periodismo en Centroamérica, lugar de donde vienen Edith Pineda, (Nicaragua), Abraham Jiménez (Cuba) y Quimy de León (Guatemala). Los tres pisaron el suelo común de la persecución por parte de los poderes políticos, las consecuencias del señalamiento social y las dinámicas de control de los estados dictatoriales centroamericanos en el último lustro. Edith Pineda, periodista nicaragüense, está exiliada en España desde 2018. Ese año fundó el medio Despacho 505, en la plataforma WordPress, desde el ordenador de un cura en Albacete, (y a cambio de ayuda en las tareas de la iglesia), donde huía del régimen de su país. Pineda escapó de un poder político que buscaba su reflejo en los cánones de los regímenes dictatoriales de los años ochenta. Habló de un periodismo enfrentado a la precariedad, y que define como una de las pocas trincheras que las dictaduras maltratan pero no pueden destruir. La nicaragüense recordó que hay casi 200 periodistas perseguidos, amenazados con la cárcel, amenazados de muerte desde 2018. «Ese año el ejército de Ortega disparó a matar cuando salimos a defender a nuestros ancianos. Concluyó con una reflexión: «Aunque el periodismo en el exilio es un viaje no planeado a donde nadie te espera, es un orgullo estar contando el capítulo trágico de una Nicaragua gobernada por dictadores».
Abraham Jiménez, cubano exiliado en España desde hace un año y medio, asegura que en Cuba no se hace periodismo, se hace propaganda. «Cuba tiene solo un partido político, por ley. Y, por ley, está obligado a dirigir los medios de comunicación. Contar la realidad de Cuba es, por lo tanto, un acto subversivo». El periodista recuerda que cuando la isla se conectó a internet por primera vez en 2015, una hora navegando costaba la mitad del salario base. Jiménez se considera hijo de los medios que surgieron (y fueron reprimidos) en ese primer entorno digital. «Tras 60 años sin poder contar nada, pudimos empezar a explicar una Cuba subterránea, intuida. Esta Cuba real, la que contaba la propia ciudadanía y compartía en los albores de internet en la isla, está más que alejada de los clichés romantizados de la revolución, de la educación, el sistema de salud, etc». El periodista reniega de la idea de Cuba como un paraíso de la izquierda. Cuando la gente comenzó a contar la realidad, esa romantización de los preceptos revolucionarios muere y con ella se derrumba la ilusión, la utopía. El periodista en Cuba, dice Jiménez, es poder contar que las sanciones globales lo son para el pueblo, no para los poderes. «Los ciudadanos son quienes no tienen gasolina, medicinas… No es el poder quien se queda sin ello, y el problema es que es un modelo que se ha exportado a países vecinos como Venezuela, Colombia…»
La periodista Quimy de León, de Guatemala, retrocede en este punto: «En Guatemala no parece que se siga este modelo cubano. León asegura que se ha descentralizado el control: «El poder ha permeado desde la política hasta las estructuras sociales emergentes, las mafias, la industria». El efecto, añade, es brutal. Más de 100 ataques en un año a periodistas. Un total de seis periodistas encarcelados y alrededor de 2000 personas perseguidas por ejercer su oficio o ser familiar o amigo de periodistas. La escritora se preguntó: «¿Por qué seguir? No importa estar en riesgo si hay un compromiso con la ciudadanía. El periodismo es el motor para revertir los procesos autoritarios y las consecuencias de ser parte del cambio en Guatemala son la violencia desde la política, la industria y las estructuras sociales de control.
Iluminar a las poetas
El pabellón Europa de la Feria del Libro de Madrid ha acogido esta jornada de domingo un debate que quiere darle voz a la realidad de la mujer en la escena de la poesía. El debate cuenta con las voces de las autoras Mária Ferenčuhová, Filipa Leal, Marta Eloy Cichocka, Moni Stanila, Tsvetanka Elénkova y María Fuentes, delegada editorial de Vaso Roto (editorial común a todas las escritoras).
Este debate ha querido responder a una pregunta principal: ¿Dónde está la mujer en la poesía? Fuentes explica el proyecto ‘Sombras’, que se acerca a un país, escoge 17 de las poetas más reconocidas y se traduce una de las obras bajo la premisa de que contenga la palabra sombras. La editora reconoce que «es un ejercicio necesario para que se valore la presencia de la mujer en la poesía». Fuentes argumenta que el artículo los está muy interiorizado cuando le sigue la palabra poetas y el proyecto pone el foco precisamente en este problema.
La editorial Vaso Roto ya cuenta con nueve antologías de poesía contemporánea escrita por mujeres. Este debate, guiado por María García Zambrano, ha puesto sobre la mesa las preguntas (más que las respuestas) necesarias para darle la vuelta a la situación de la mujer en la poesía contemporánea.